Me encantan los "dibujos libres" de los niños, cuando se ponen a dibujar sin más,
porque les apetece. Me gustan por que son libres de alguna manera que a los
mayores a veces nos cuesta, por lo menos a mí, a la critica que llevo dentro le
da por darme palique: que si esto no está bien, que si es no es lo que
querías... pues eso, que entran las dudas y en vez de disfrute se convierte en
una agonía.
Ellos se ponen a dibujar sin prejuicios, por puro disfrute
no les preocupa que no se parezca a tal o a cual cosa, ni si esta recto o
torcido, ni que este “bien pintado”, dibujan lo que les sale y por eso tienen
tanto encanto. Son fruto de su pura subjetividad si no están condicionados por
ningún adulto dañino. Si los adultos fuéramos conscientes de cuánto daño
podemos hacer un simple comentario crítico
al dibujo de un niño, nos morderíamos la lengua, antes de decirlo.
Pero bueno, a lo que iba, cuando a los niños se les deja a su aire, sin censura y sin querer buscar un resultado
concreto, salen cosas tan personales y divertidas como estas:
Hay quien no sabe verlo y dirá _ te has salido de la línea o esta mal pintado o, peor aún, los gatos no son morados, y hay quien tenga la capacidad de valorarlo, como WendyTsao, artista que vio en los niños la inspiración que necesitaba para su
trabajo. A ella también le encantan los dibujos de los niños, tanto que decidió
transformar los dibujos de los niños en preciosos peluches. Esta artista empezó
a hacer su primer muñeco a raíz de un dibujo de su hijo y el resultado gustó
tanto que un montón de gente le envió dibujos de sus hijos para que los
convirtiera en peluches. Os dejo fotos de
los resultados. Me encantan.
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